La infancia de Iván (URSS, 1962) es la ópera prima de Andrei Tarkovsky. Obtuvo el León de Oro del Festival de Cine de Venecia en 1963. La historia que hay detrás de ésta película es de lo más particular o, como se diría, fue un golpe de suerte. Originalmente la dirección estaba a cargo de Eduard Abalov, pero fue despedido después de unas semanas de rodaje. Para el Mosfilm era más fácil contratar a un nuevo director, despedir al elenco original y tirar a la basura (literalmente) el material previamente filmado e invertir el resto del dinero en una producción más modesta. Tarkovsky se mostró siempre muy atraído por la novela corta original de Vladimir Bogomolov, ‘Iván’ – escrita cinco años antes – y su identificación profunda con el niño protagonista. El guión se reescribió con ayuda del propio Bogomolov, y con Tarkovsky no acreditado.
La película tiene un argumento simple, pero lleno de emociones humanas. Durante la Segunda Guerra Mundial, Iván, un niño ruso de 12 años se coloca detrás de las líneas enemigas para espiar a los alemanes que mataron a sus padres. Iván se convierte en un pequeño monstruo destrozado por la guerra, un niño cuya infancia ha quedado irremediablemente perdida, devastada. Por tanto, ya no es un niño, sino un adulto en el cuerpo de un niño, que exige y requiere un trato similar al de cualquier adulto, pero que, aun así, aún conserva vestigios y rasgos propios de su edad que únicamente se verán reflejados en sus sueños.
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